Ya pasó un año desde que estoy viviendo
en Santa Rosa. Me acabo de dar cuenta en este preciso momento que lo escribo.
Muchos cambios acelerados me sucedieron: mi relación con la tía Laura, la
carrera en la Universidad, nueva gente que conocí, Santa Rosa que de a poco
empiezo a conocer.
El frenesí por la experiencia de la
democracia no se puede comparar con mi vivencia en Jacinto Arauz. Estoy
contento, creo. No lo puedo decir con precisión ya que los días se me escurren
entre las manos. Lo que es cierto es que estoy en movimiento, y debe ser bueno.
Pienso que el movimiento crea la historia. Bueno, no quiero decir que yo creo
la historia, sería muy narcisista de mi parte… aunque si me muero o desaparezco,
no tendría pruebas para constatar que el universo no desapareció conmigo. Tal
vez sí soy narcisista. Escribir en un diario es de narcisista: hablo conmigo
mismo de mí porque en el fondo no puedo hablar con nadie más sobre mí. Es una
sociedad narcisista. Hay una euforia por mostrarse como uno cree que es. O como
uno cree que le dijeron que es. Yo soy punk, yo peronista, yo soy rockero, yo
un liberal, yo radical. Y yo, yo, yo. Y vos, ¿qué sos? Más bien, es una
sociedad insegura. Pero creo que se entiende, se entiende que así sea. Mejor
que sea una sociedad insegura y festiva, a que sea una sociedad insegura y con
miedo. Eso sería terrible…
No quiero seguir divagando en
pensamientos que aparecen a medida que aprieto las teclas. Además, hace calor
acá. En un rato lo más probable es que me vaya a la pileta del Club
Estudiantes. Se llena de gente, lindo ambiente, y tiene un trampolín excelente
para practicar distintos saltos. ¡Menos mal que está el club!, este verano me
iba a ir con unos compañeros a Mendoza, pero suspendimos el viaje por el
tremendo terremoto del 26 de enero pasado. Qué tragedia, como 8 personas
muertas y más de 200 heridas, miles de casas destrozadas. Aunque es una zona
sísmica, quién hubiera imaginado que iba a llegar a los 7 grados. Las casas no
estaban preparadas, fue un desastre… en fin, nos quedamos en Santa pero pudimos
hacer muchas cosas, pasamos el verano con los chicos de la facu jugando a la
pelota, caminando por la ciudad. Capaz que en estos días me dé una vuelta por
Jacinto Arauz, hace rato que no veo a mi viejo… lo extraño mucho, pero estando
allá no puedo ser yo mismo.
Manuel Sacchi
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