martes, 13 de marzo de 1984

DÍA 3-1984

Apenas subí las escalinatas, ingresé a la Facultad de Ciencias Humanas, una cantidad de pibes juntos, manifestándose, con banderas de diferentes colores, agrupaciones. Estaban con redoblantes y en general persistía el griterío. ¿Qué está pasando acá, de dónde viene este quilombo? me pregunté inmediatamente, y ahí nomás vi a un muchacho medio apartado que caminaba con su mochila. “Es por la decana, es buena mina, pero bueno, está ahí desde hace un tiempo, viste”, me dijo y siguió. No comprendí en el momento, después me explicaron que había asumido en el 79 mientras echaban a otra gente. Seguí caminando hasta el buffet, desde donde observé el ambiente.

Hay un ambiente… un ambiente movilizado. Sí, hay mucho movimiento. Pero no todos. Algunos la miran de reojo, o con desconfianza, otros no miran, y otros solamente miran. “Yo no me meto, qué ganas de joder que tienen estos”, escuché a una chica decir al pasar. “Estos se hacen los cocoritos, ahora cualquier jeropa marcha”, dijo otro. “Sí, están con toda la leche de que “ahora somos recontra democráticos”, y ni nos dejan estudiar”, le respondió el de al lado. “A la universidad se viene a estudiar, a mí me dijeron que no me meta, y yo me quiero recibir”, concluyó la tercera del grupo.

Había banderas de Franja Morada en mayor medida, también de la Juventud Peronista, del Partido Comunista, del Partido Intransigente, en fin, también de sectores independientes. “¡Vamos Franja Morada!”, gritaban, “¡viva Perón, carajo!”, se escuchaba, “¡viva la revolución!”, anunciaban. Me pedí un pebete, y le pregunté al que atiende por qué están todos juntos. “Es por Ana Gatica, por haber sido decana y vicedecana de nuestra facultad durante el anterior gobierno militar”, y siguió “Se bardean entre ellos, pero hay algo que comparten todos en este momento: el interés por los derechos humanos”. “Me dijeron que están trabajando para que venga Zamora para dar una charla, y también Pérez Esquivel”. Al primero no lo conocía, pero al segundo sí. Entonces me interesé.

Me acerqué y le pedí a uno que creo era peronista me explique cómo venía la mano. “Estos radichetas no dicen nada del ingreso irrestricto”. Lo miré e hice un gesto de que no escuché. Yo rendí el ingreso y sin chistar. “Que estos radichetas, ahora que son oficialistas, no hacen nada para que se eliminen los cursos de ingreso”. “Vení hermano sumate”, y me pasó su bandera. La sostuve por un rato, sin saber por qué, mientras me empujaban para que salte con ellos. Y salté.

Me sentí un tarado. No tenía ni idea por qué había tanto despiole. Me puse colorado como un tomate, sentí el calor, pasé la bandera y me fui al baño. No quería saltar y salté. No sabía qué hacía ahí e igualmente salté ¿eso es ser militante?, pensé frente al espejo. Militante viene de militar. Militar es aquel que deposita todas sus energías en algo que desconoce, que no entiende, simplemente lo hace. Es eso, o yo soy un boludo.


Entonces volví. Me acerqué a los de Franja Morada, y me dijeron que los peronistas “le ponen trabas al gobierno y a nosotros acá en la Universidad”. “Encima que culpa de ellos tuvimos un golpe de Estado”. Y los del Partido Comunista, les pregunté. “Ellos ahora son tan revolucionarios que están queriendo que se incluya en el claustro, a los trabajadores de la Universidad, por ejemplo, a los trabajadores de la limpieza”. También Franja Morada quiso que salte con ellos, pero volví lentamente al buffet. Compré otro pebete, y esperé. Hoy no se cursaba en Humanas.

Manuel Sacchi


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